Andrés Cuervo: “Mi gestión fue breve, pero con logros importantes”
Andrés Cuervo nació en Lincoln, tiene 38 años, y es cineasta. Su nombre es conocido a nivel nacional por haber dirigido el documental “El retrato postergado” (2011), que recorre la vida del poeta y escritor Haroldo Conti. Sin embargo, la historia detrás de ese film es todavía más apasionante.
Hijo del fotógrafo y cineasta Roberto Cuervo, Andrés sufrió la muerte de su padre cuando tenía apenas diez meses. Roberto falleció en 1979 en un accidente de automóvil, poco tiempo después de que en plena dictadura los militares secuestraran a su amigo Conti, con quien estaba rodando una película. Heredó, entonces, un material filmográfico inédito que supo plasmar, más adelante, en un documental, quizás el más íntimo realizado hasta hoy sobre el escritor.
Comprometido con su profesión y con la política en su país y su pueblo de origen, actualmente Cuervo tiene a su cargo la dirección del Módulo Integral de Recursos Audiovisuales (MIRA), en la Municipalidad de Lincoln. En diálogo con La Quarta, asegura encontrar en la política “un buen lugar para llevar adelante proyectos y hacer cosas”.
Antes de su función actual, ocupó el cargo de secretario de Cultura en el municipio, desde que inició el gobierno de Cambiemos -a cargo del intendente Salvador Serenal-, en diciembre de 2015 hasta octubre pasado. Toda una rareza, si se tiene en cuenta que es un confeso disidente de la política que a nivel nacional implementa el presidente Mauricio Macri.
En una extensa entrevista con este medio, el joven cineasta habló de su paso por la administración municipal, el significado en su vida profesional y personal de “El retrato postergado” y sus proyectos actuales y a futuro. También se refirió al conflicto actual que afecta la vida institucional del INCAA.
-Quienes conocen tu historia se habrán sorprendido de que hayas sido funcionario de un gobierno de Cambiemos, ¿por qué aceptaste ser secretario de Cultura de Lincoln?
– Creo que esos lugares no se aceptan o se rechazan. Son lugares que necesitan ser ocupados independientemente del partido que me lo proponga. No es un secreto que no simpatizo en nada con el liberalismo ni con muchas de las políticas que está implementando la gestión de Cambiemos, pero considero que cada uno debe intentar hacer lo que esté a su alcance para mejorar las condiciones en que se vive. Lincoln es mi ciudad natal y me interesa mucho desarrollar algunos proyectos culturales aquí. También pienso que la democracia debe permitir que convivan personas de diferentes ideologías dentro del mismo grupo de trabajo. Alguien tiene que ocupar ese puesto, ¿no?
– ¿Cuáles eran tus proyectos cuando asumiste? ¿Lograste llevarlos a cabo? ¿Te quedaron cosas pendientes?
-Mi paso por el cargo fue breve y muchas cosas quedaron en el tintero. De todas formas, creo que hubo logros importantes. Por ejemplo, conseguimos instalar algunos espacios que estaban rezagados como el Archivo Histórico: creamos un archivo de historia oral y comenzamos el proceso de digitalización y de documentos, para empezar a trabajar sobre la memoria local. Creamos un área que atiende el audiovisual, más allá del trabajo que hace la Secretaría de Prensa, abocándolo a un rol educativo y cultural. Y también integramos las actividades y talleres de las diferentes localidades del partido, para conectar a los agentes culturales entre sí, ya que funcionaban como islas y no se conocían.
-¿Por qué decidiste renunciar?
-Descubrí que no contaba con los recursos para desarrollar el laburo satisfactoriamente y decidí correrme. No sólo los recursos económicos; llegué con todos los directores de mi área nombrados y nunca pude armar el equipo como me hubiese gustado. Ante ese panorama fue muy difícil mantenerme ahí.
-En el campo artístico, “El Retrato Postergado”, que narra la vida de Haroldo Conti, ha contado con un amplio reconocimiento, ¿qué significa ese trabajo en tu vida?
-No esperaba tal reconocimiento. Lo hice para mis viejos, para los Conti y para mí. Todo lo que llegó después todavía me suena extraño. Es la película que dejó inconclusa mi viejo muerto y que terminé para no morir también. Por eso es muy personal. Creo que fue la gran terapia de mi vida. Me costó muchísimo: lidiar con el pudor de trabajar con la propia historia, la incertidumbre del rodaje, la falta que se debe suplir con ingenio. Me costó años. Insomnio y gastritis varias. Hasta que un día maduró tanto que salió como un vómito. Las piezas se juntaron, casi a mi pesar, para contar ese retrato que tenía tantas caras propias y ajenas imposibles de enmarcar. El resto fue todo gratificante.
-¿Estás trabajando en algún proyecto cinematográfico en la actualidad?
-Formamos un grupo de cine vecinal en Lincoln. Se trata de una experiencia autogestiva que se viene dando en otros lugares con mucho éxito: Hay gente en Saladillo laburando con cine con vecinos. Hay gente de Timote que está haciendo su segunda o tercera película. Nosotros trabajamos en nuestro primer largometraje y esperamos que esté listo para septiembre. Se llama “Aire fresco”, es una pelícua de ficción que llevamos a cabo con un grupo integrado de chicos con discapacidad y del que participan los vecinos. Es un proyecto lindo, la gente es muy solidaria: si necesitamos una casa nos prestan una casa, un auto, un colectivo. Lo que en Buenos Aires sería muy difícil de conseguir acá, gracias al apoyo de todos, lo podemos llevar a cabo.
– También estás a cargo de la dirección del Módulo Integral de Recursos Audiovisuales (MIRA) en la Municipalidad de Lincoln, ¿Cómo es la labor en este sector?
-En el MIRA trabajamos con lo audiovisual, buscamos que la lectura de imágenes forme parte de las posibilidades sobre las que uno se siente a pensar y que se considere su potencial como objeto de trabajo. Tenemos un estudio de televisión donde los chicos hacen pasantías y generan contenidos. Un festival internacional de cortometraje, el “MIRA Lincoln”, que este año va por su segunda edición- en el 2016 recibimos más de mil cortos de todo el mundo y este año se van sumando, cada vez más, porque fue una experiencia muy buena-.
También, organizamos pequeñas capacitaciones para que desde los colegios puedan participar con cortos locales. Vamos a las escuelas, conversamos con los chicos, hacemos charlas de pre-producción, producción y post-producción para tratar de dejarles algo armado. De esta manera, poniendo en marcha proyectos, acciones que sirven para informar de la cultura de Lincoln, creo que vamos camino a poner en funcionamiento la industria audiovisual en la ciudad.
-Hace unas semanas, en el programa de televisión “Animales sueltos” (América TV), se emitió un informe en el que se acusó de corrupción al entonces Presidente del INCAA, Alejandro Cacetta, y al rector de la ENERC, Pablo Rovito, y que provocó la renuncia de ambos a sus funciones públicas. ¿Considerás que se trató de una “horrible opereta”, como expresó Juan José Campanella?
-Yo estoy en las antípodas de Campanella, pero estoy seguro de que fue así. Es una operación muy triste y llena de falsedades. La plata del cine no se la sacan ni a los jubilados, ni a los docentes, ni a los empleados públicos. El INCAA es autárquico. Lo que se intenta con esto es desviar la atención, ocultar lo que en el fondo se está tramando: que las cableoperadoras dejen de llamarse así para no pagar el canon que les corresponde por utilizar el espacio radioeléctrico que es público.
Rovito fue uno de los grandes impulsores de la Ley de Medios y Nicolás Yocca, actual gerente de Administración del INCAA- que fue directivo de radio Continental y radio Mitre-, es un opositor acérrimo. Con el cambio de denominación, estas grandes corporaciones dejarían de aplicar a la Ley y, por lo tanto, ya no pagarían el impuesto del cual se extrae un 25% que va al fondo de fomento de la industria cinematográfica.
-¿Qué pasaría con el cine si esto ocurre?
-Tocar el fondo, así fuera un porcentaje, sería gravísimo. Con ese dinero se financia una serie de películas de las que un 50%, hasta el anteaño pasado, eran documentales. Esto significaba el ingreso de nuevas “cabezas” al sector. Todas esas pequeñas productoras dejarían de existir y muchas familias quedarían en la calle.
-¿Creés que hay una intención por parte del gobierno de achicar la industria audiovisual?
-Lo que se ve es que, desde la nueva gerencia, se busca priorizar las grandes producciones por sobre las chicas. De todas maneras, no es sólo una cuestión de gestión política, hay un grupo de productores grandes que desde hace años defiende la idea de que el cine debe financiar sólo a películas taquilleras, que corten mucho ticket.
Campanella, que hoy sale a hablar, es uno de los principales propulsores de esta redistribución. Son distintas concepciones. Para ellos, lo importante es que la industria del cine sea redituable y no un bien cultural. Se trata de una óptica diferente, que no es la mía. Por otro lado, hace unos días, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió a decir que no se va a tocar el fondo de fomento. Veremos qué sucede finalmente.
Foto: Facebook de Andrés Nicolás Cuervo.