El peor momento de Juntos por el Cambio: se eclipsa en Chivilcoy una fuerza que nunca despegó
El lejano tercer puesto de Juntos por el Cambio en Chivilcoy, ayer, en las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), bien podría colocar al espacio que lleva como candidata a intendenta a la concejal Lourdes Zaccardi al borde de su descomposición.
Desde su estreno electoral en 2015, los representantes chivilcoyanos del Presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal nunca estuvieron cerca siquiera de estar a la altura de las circunstancias, en ninguna de las citas electorales que debieron enfrentar.
En 2015, y luego de una PASO de vacas flacas -en la que la postulante a la intendencia de hoy perdió contra José Ferro-, Cambiemos alcanzó la discreta cifra de 3.037 votos (el 6,82%), por debajo incluso del volumen de sufragios en blanco (3.179), y la mayoría de los simpatizantes del radicalismo o detractores del peronismo -que por entonces parecía imbatible en la comuna- se inclinaron por Guillermo Britos, a quien percibieron como un candidato más competitivo, y, en definitiva, terminó alzándose con la victoria.
Pero el triunfo nacional de Macri ofreció a los chivilcoyanos una segunda oportunidad: el Presidente nombró como el segundo funcionario en la jerarquía del Ministerio del Interior al local Sebastián García De Luca, y de esa forma cubrió con el vacío que dejaba Florencio Randazzo -otro hijo de la comuna-, aunque con un dirigente de signo político contrapuesto.
Sin embargo, García De Luca estuvo lejos de emular los logros de Randazzo, cuyos aportes al crecimiento de Chivilcoy en la primera década y media del siglo XXI fueron reconocidos incluso por varios de los más acérrimos adversarios del peronismo municipal. Aun más, el actual intendente Britos consiguió instalar en su campaña electoral la verdad (casi) irrefutable de que fue precisamente el boicot de la mano derecha del ministro Rogelio Frigerio lo que postergó la solución a problemáticas sociales graves, como el déficit habitacional.
El peso específico de García De Luca tampoco alcanzó para catapultar a Cambiemos en el plano electoral, y en el apogeo de la fuerza a nivel nacional, apenas logró meterse en la conversación en un escrutinio con cuatro listas en paridad. Ayer, en un escenario radicalmente opuesto al del último bienio, el resultado sólo podía ser negativo, una vez más, y Juntos por el Cambio quedó afuera incluso del esquema de polarización que desde el primer momento buscaron alentar desde la Casa Rosada.
El casillero que, según los cálculos del oficialismo nacional y provincial, debía ocupar Zaccardi, quedó en poder del gobierno municipal, que compitió con la deshilachada boleta de Consenso Federal, y le aportó la única cuota de poderío estructural del que carece en prácticamente todo el resto del mapa del país. Los datos oficiales ubican a Juntos por el Cambio en la tercera posición, con el 13,71% de los votos. Un porcentaje que ni siquiera le alcanzó para arbitrar en la disputa entre Britos y el Frente de Todos, porque el intendente consiguió sacarle una ventaja de más de 3.000 votos al frente justicialista, en ascenso en el plano nacional. Datos de la realidad de un espacio que nunca hizo pie en Chivilcoy y que poco a poco comienza a eclipsarse.