El fin de Ferrobaires: con el traspaso a Nación, 150 empleados quedarían desocupados
La estación ferroviaria de Bragado con sus andenes vacíos empieza a ser una postal a la que tendrán que acostumbrarse los vecinos de esta ciudad de más de 40.000 habitantes. Ayer, comenzó a volverse la realidad el miedo que envolvía a los 150 empleados del ferrocarril, que tras la decisión del gobierno bonaerense de traspasar la administración de los trenes de la Provincia a la órbita de Nación perderían sus empleos.
Lejos en el tiempo quedó ya la época de esplendor del histórico Ferrocarril del Oeste, que el escritor nacionalista Raúl Scalabrini Ortiz supo describir como una verdadera obra maestra de la ingeniería argentina, y que hacia las décadas finales del siglo XIX incluso proyectaba a la estación bragadense como el punto de transbordo para una línea hacia el Pacífico, que llegaría hasta Chile.
Hoy, la realidad es muy distinta: desde 2015, cuando una crecida del Río Salado, a la altura de un puente cerca de Alberti obligó a la suspensión del servicio que llegaba diariamente de Once, ya no hay comunicación con la Capital Federal por vía férrea. Un año más tarde, un choque entre dos coches en la localidad de Rawson, Chacabuco, convenció a Vidal de que era el momento para suspender todos los servicios que prestaba Ferrobaires en el territorio provincial.
El pedido de traspaso a la Nación era en realidad un pedido reiterado, incluso de parte de los representantes gremiales, que ahora son testigos de cómo sus propios representados son los que pagan el costo de una resolución por la que tanto habían bregado.
Ferrobaires -creada en 1993 durante el gobierno de Carlos Menem bajo la denominación de Unidad Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial (UEPFP)- llegó para cumplir con el plan de descentralización de los servicios públicos hacia las provincias, pero con cada falla que se dio a lo largo de los años volvía al centro del debate la cuestión de su devolución al Estado nacional.
El 5 de junio de 2007, el Decreto Provincial N° 1021/07, dio legitimidad a un convenio que cuatro meses antes habían firmado los gobiernos nacional (Néstor Kirchner) y provincial (Felipe Solá) para avanzar en dicha dirección. El informe hablaba de crear una Unidad Operativa de Transferencia, para que en 180 días se completara el traspaso. También contemplaba la necesidad de producir un inventario de los bienes patrimoniales y el personal activo.
Una vez concluida la transferencia, seguía la constitución de una Unidad de Gestión Operativa a través de la cual el gobierno nacional tomaría a su cargo “la total responsabilidad por la prestación, operación y desarrollo de los citados servicios”. Pero los plazos se cumplieron y nunca se realizó el traspaso. En el medio, el 28 de febrero de 2008, el Congreso nacional sancionó la Ley N°26.352, para crear la Sociedad Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (Sofse) y la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), lo que dio por tierra el proyecto que antes habían puesto en marcha Kirchner y Solá.
Hace dos años, el secretario general de la Unión Ferroviaria, seccional Bragado, Daniel Milocchi, había declarado al telenoticiero local CVN que los trenes de Ferrobaires eran “irrecuperables”, y reconoció que la suspensión de los servicios había sido una decisión razonable, porque en las condiciones en las que se encontraban, los coches no podían viajar a más de 100 kilómetros por hora sin riesgo de descarrilamiento. Ahora, el mismo dirigente sindical, consultado por algunos periodistas locales acerca de la situación de los empleados del ferrocarril, aclaró que su nombre forma parte de la lista de cesanteados.