Cierre de escuelas rurales: para muestra basta un botón
En esta verdadera batería de medidas que surgen día a día del abrevadero de “Cambiemos” -y que si no fuera por la gravedad que revisten nos harían perder la capacidad de asombro-, la novedad ahora es el cierre de escuelas en la Provincia y la unificación de cursos. Lo preocupante de esto es que quienes deciden estas cuestiones no lo hacen teniendo en cuenta los efectos colaterales que provocan, ya que la única razón que los mueve es absolutamente económica y aquí es donde comienza el análisis político.
Esta medida responde a las exigencias de quienes son ahora los verdaderos dueños de nuestra nación, los capitales extranjeros que se adueñan de las decisiones interiores y entre ellas figura en el tope de las prioridades el ajuste en el sistema de salud, la educación y la ciencia y técnica.
El modelo unitario de gobierno que hoy se pone en práctica, a partir del cual desde la Capital Federal se ordena a las Provincias y éstas a sus municipios y los municipios a sus poblaciones rurales, impone un sistema de disciplinamiento económico rígido, que no permite manejar el Presupuesto con libertad sino a riesgo de recibir duros castigos económicos. En esto consiste, lisa y llanamente, el famoso “Pacto Fiscal”. Todo lo opuesto a un modelo federal, en el que cada región reconoce sus necesidades y sabe dónde invertir los esfuerzos de todos.
Hoy vemos, leemos y escuchamos que en la Provincia se cierran unas 39 escuelas (tres jardines rurales y un secundario de adultos en Tres Arroyos; dos primarias en General Viamonte; dos primarias en Junín; dos Balcarce; dos en Chivilcoy; dos en Pehuajó; tres en Bolívar; una en Chascomús; entre otras), se fusionan otros tantos cursos y además se quita la desfavorabilidad a los salarios docentes rurales.
Y es que esta campaña de “optimización de recursos” nos muestra a las claras distintas visiones: la primera es que para este gobierno la educación es un gasto antes que una inversión; la segunda es que las poblaciones rurales, cuya vida hay que estimular permanentemente desde el Estado para que no desaparezcan, reciben por estas horas un duro golpe. Si la población rural no garantiza la calidad educativa, las familias se van con sus hijos a las ciudades de cabecera de los distritos, en donde sí pueden recibirla, pero en contrapartida se produce un éxodo, con su consecuente desarraigo.
Si a ello le sumamos el achique en gastos para la salud y el cierre de ramales ferroviarios y la expulsión de su personal ferroviario, sin ánimos de ser fatalistas podríamos citar el título de la famosa novela de Gabriel García Márquez para pronosticar que esto es una “crónica de una muerte anunciada” para nuestras poblaciones. Y a las pruebas me remito: hoy visité junto con mi hija la que alguna vez fuera la “Escuela N°27”, camino a la localidad de Olascoaga, y entramos en silencio, en busca de muchas respuestas a lo que estábamos viendo, pero fuimos incapaces de encontrarlas. ¿Por qué se cerró?, ¿por qué no se cuidó el edificio?, ¿por qué unos anónimos lo incendiaron?
Y lo más triste es que aún quedan restos de material didáctico, mientras en ese silencio también imaginé a un alumno escribiendo, haciéndole preguntas a la maestra y en un lugar armónico, con olor a tiza y los ruidos escolares propios como el tañer de la campana anunciando la entrada o los recreos, cantando Aurora y la familia preocupada para que el guardapolvo se mantenga limpio durante toda la semana. Y las quermeses para juntar fondos, los campeonatos de truco que hacen acercar la educación a la familia y al vecino. El pedido de ayuda al vecino más rico de la comarca y la alegría cuando llegaban cosas nuevas producto del esfuerzo colectivo. En eso consiste precisamente la educación, el resto son sólo técnicas para estudiar.
La verdadera educación reside en la relación social, en el conocimiento y aplicación de la solidaridad, en definitiva formar buenas personas para una sociedad mejor. Pero estas son decisiones políticas y este es el precio que paga. En nuestro caso, el señor intendente no parece ser el intendente de la comunidad que lo votó, sino el intendente que representa los intereses de la gobernadora María Eugenia Vidal, que a su vez es quien representa los intereses del Presidente Macri y no los de sus gobernados.
Me gustaría que el día del próximo inicio de clases, el intendente de nuestro distrito concurra junto con el actual senador, y ex ministro de Educación, Esteban Bullrich a la localidad de Irala, para a sacarse una foto con los alumnos cuyos cursos fueron unificados, con los docentes que quedan sin trabajo y con los vecinos que estarán pensando en peregrinar a la ciudad cabecera, en donde tal vez la escuela les ofrezca a sus hijos una mejor educación desde el plano técnico, pero seguramente no una mejor calidad de vida.
(*): Dirigente de Agrupación Justicialista 9 de Julio. Vicepresidente del Partido Justicialista (PJ) de Bragado. Ex docente rural. Ex director del CEPT N°26 La Limpia, Partido de Bragado.