Poco por ganar, mucho por perder: las claves de una de las elecciones más apasionantes de la Cuarta Sección
A pesar de que no está en juego el sillón del intendente, las elecciones legislativas de mañana en Lincoln incluyen varios ingredientes que en la previa la vuelven una de las más interesantes de la Cuarta Sección Electoral.
Puertas adentro de la Municipalidad que conduce el jefe comunal de Cambiemos, Salvador Serenal, tienen claro que es imperiosa la necesidad de que el candidato que encabeza la lista de concejales, Diego Ramos, retenga los 12.377 votos que el oficialismo obtuvo en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) -el 49,14%-, porque de ese modo el gobierno linqueño quedaría posicionado frente a la Provincia como uno de los más respaldados del sello macrista-vidalista a la hora de disputar los cargos legislativos de 2019.
En las mesas de discusiones acaloradas del microclima local creen que Serenal ha reunido los pergaminos suficientes para al menos soñar con la posibilidad de formar parte de la futura lista de diputados provinciales de 2019, aunque para ello debería sortear antes una dura negociación con quien hoy ocupa ese lugar en la Legislatura y podría tener aspiraciones de reelegir, Vanesa Zuccari.
Fuera de los límites del Palacio de la comuna, las demás fuerzas que intervendrán mañana en la contienda electoral también tienen algo por ganar, pero, sobre todo, muchísimo más por perder. La boleta de Unidad Ciudadana, que lleva como candidato a concejal Juan Pedro Pezzi, es quizás la última carta que le queda al ex intendente Jorge Fernández para soñar con la chance del regreso dentro de dos años.
El fernandismo logró superar cómodamente en la PASO a la lista de Marcelo Arrizabalaga por 4977 votos contra 1368 y si consigue quedarse con los números de su contrincante, partiría mañana con un piso del 25,26% (6363), de acuerdo con el escrutinio definitivo de agosto. Pero más allá del deseo del ex mandatario de que sea el propio Serenal quien le devuelva las llaves de la ciudad que le arrebató en 2015, Fernández se enfrenta a la posibilidad concreta de perder el control del Partido Justicialista (PJ) local, si el Frente Justicialista Cumplir, con Nicolás Olaberría a la cabeza, consigue engrosar el caudal de sufragios de las PASO, que escaló apenas hasta los 2757 (10,95%).
Los cálculos del randazzismo son optimistas en que Olaberría llegará al piso del 11,1% que le asegura su presencia en el Concejo Deliberante a partir del 10 de diciembre, pero los esfuerzos de las horas finales de la campaña estuvieron puestos en sumar la mayor cantidad de adhesiones posibles para entrar en la tómbola de lo que el sistema de reparto de escaños define como “bancas residuales” y que le garantizaría a Cumplir sostener el puesto que hoy ocupa Gabriela Bracchi, un escenario impensado en las primeras horas posteriores al 13 de agosto.
Los representantes linqueños de Florencio Randazzo también tienen un ojo puesto en 2019: la carta de presentación de dos concejales propios en un contexto en el que a Cumplir le ha costado hacer pie en la Cuarta Sección durante el turno electoral de este año –con excepción de Chivilcoy, tierra natal del ex ministro del Interior y Transporte nacional- es una ilusión que desvela a los peronistas de Lincoln, que anhelan con ver a alguno de sus dirigentes en la lista justicialista para diputados provinciales en los próximos comicios.
La pelea por el PJ encontrará, de todos modos, sus capítulos más atrapantes en el epílogo del año. El randazzismo, en la voz de la concejal Mariela Roldán –actual candidata a senadora provincial-, hace algún tiempo viene reclamando a Fernández de que dé un paso al costado de su cargo formal de presidente del Consejo Partidario, porque en la elección de mañana apoyará al frente que la ex Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, creó para evitar una primaria abierta con el Partido Justicialista. En agosto, sin embargo, el conteo posterior al cierre de las escuelas ratificó lo que se sabía de antemano: el ex intendente no está dispuesto a retirarse a su casa, sin antes dar la pelea.
El otro signo de interrogación reposa sobre cuál será la suerte del candidato 1País (Frente Renovador + GEN), Walter Salazar, luego de que en la PASO venciera por un margen estrecho al histórico concejal –y ex candidato a intendente- Manuel Solana (1569 a 1521). Si se juzga por las apariciones públicas de cada uno en la antesala de las primarias, aunque hoy integren la misma nómina, ambos aparentan ser el resultado de una mezcla entre agua y aceite. En una entrevista publicada en el diario La Posta el 9 de agosto, Solana definió a su entonces adversario en la interna de 1País como “la antipolítica dentro de la política. Una contradicción” y una semana antes, en el mismo periódico, cuando le preguntaron a Salazar qué opinaba del edil por el GEN se limitó a decir: “Me ha defraudado”.
A pesar de contar con el apoyo del líder nacional de la alianza centrista, Sergio Massa, y de su armador en la Cuarta Sección, el intendente de General Pinto, Alexis Guerrera, las dudas sobre Salazar pasan por si podrá contener los votos de Solana, que necesita tanto o más que al aire si pretende jurar el 10 de diciembre como concejal del distrito de Lincoln.
Por último, aparece la participación del candidato del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), Martín Beloso, que en la previa califica como meramente testimonial. Sin embargo, los 400 votos que logró en las PASO –y que le permitieron superar con lo justo la vara del 1,5% exigida para ser de la partida en las generales- bien podrían haber sido apetecidos por cualquiera de las demás fuerzas de raíz peronista –principalmente, Unidad Ciudadana y Cumplir- que necesitan el empujón final para aterrizar en el Concejo Deliberante.